Creo que traer al mundo a un morrito no es cosa fácil, bueno tener la “relación” jajaja sí lo es, tanto que por eso hasta el doctor Simi sacó al mercado su propio kondhon –ya ven que según es lo mismo y esas cosas- para esos momentos de intimidad jaja.
La vida implica una enorme responsabilidad, ya que en una cantidad considerable de casos, ésta pasa pobremente aprovechada, saboreada y vivida conscientemente. Muchas veces olvidamos que los padres alguna vez fueron jóvenes, chamacos pues! que tuvieron una serie de vivencias poco fáciles de sobrellevar y que los marcaron profundamente.
Se ha demostrado fehacientemente que el futuro del bebé se encuentra determinado desde el momento de la concepción y con mayor razón durante los nueve meses que pasa dentro de la futura madre. Pensamientos, actitudes y hábitos que la madre posea se trasladan fácilmente al morrito, el cual se alimenta de todo lo que su ser percibe.
Llegado el momento del nacimiento, el chamaco se integra a una dinámica familiar ya existente, algo que gira sin detenerse y que rápidamente lo absorbe trasmitiéndole valores, actitudes, emociones y hábitos imperantes en la familia o la sociedad. De esta manera, si los padres cuentan con poca inteligencia emocional, miedos irracionales, baja autoestima y hábitos poco benéficos, el niño será presa fácil de las mismas actitudes y emociones. Habrá que recordar que durante los primeros años de vida, el niño ni siquiera cuestiona, analiza o desmenuza lo dicho por los padres hacía su persona.
Así, la tarea que los padres tienen en sus manos es sumamente importante y titánica, ya que de ellos depende en más de un 90% el futuro de sus hijos; si desde un inicio se trata al morro como un ser capaz, pensante y dueño de sus propias elecciones y sus consecuencias el muchacho tendrá un futuro mucho más prometedor que aquél que recibió desde pequeño insultos, degradaciones y demás hacía su persona.
Es tiempo –desde mi perspectiva- de ser mucho más conscientes sobre el hecho de concebir a un nuevo ser, porque esto implica más que simplemente decir a la ligera “quiero un hijo!”.
Implica que el padre y madre hayan dejado atrás muchos miedos, hábitos y que asuman en la medida de lo posible el enorme paquete que significa tener un hijo. Yo espero tener varios y desde éste momento trato de cambiar muchas programaciones negativas que aún cargo, además de tener presente que antes de ser padre fui un morro también y eso quiero que sepan mis hijos.
1 comentario:
Así es, pocas veces pensamos en lo muchos que nos transmitieron aún cuando estabamos en la placenta (puajj) esa bolsa con líquidos y cosas raras.
El punto es que definitivamente somos seres colectivos que nos trasnmiten y a la vez transmitimos snetimientos, hábitos, etc y por lo tanto, debemos tener cuidado con todo ello. Digo somos pensantes y aunque no resulta lo más fácil del mundo cambiar, si hya disponibilidad entonces se puede romper con ello.!
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