domingo, 30 de marzo de 2008

Lo Nuevo

Mientras divagaba en mi trabajo cuando no tenía mucho que hacer, me puse a pensar sobre el asunto de la novedad en la vida; me refiero tanto a cosas, personas, situaciones y demás objetos y sujetos “nuevos” que llegan a nuestras vidas impregnándolas de un nuevo sentido y vitalidad.

El punto aquí es sobre el sentimiento que poco tiempo después surge en nosotros, cuando observamos y analizamos que lo que hace tiempo nos hacía sentir bien, a gusto, frescos, optimistas, felices, satisfechos, agradecidos y hasta realizados ha perdido nuestro interés y gusto. Los ejemplos me sobran:

· Cuando después de varios meses o años de relación con tu novio(a) desaparece el sentimiento que te provocaba cada vez que lo(a) veías venir.

· Después de permanecer en el mismo trabajo por mucho tiempo, llegas a sentirlo aburrido, tedioso y sin gran novedad.

· La compu nueva, el TV nuevo, el Ipod o cualquier otra banalidad que llegó a tu manos fue la sensación por un rato; hasta que pasa a ser parte de tu vida y lo ves como algo que ahí está que en algún momento te servirá pero ese sentimiento de novedad ha pasado ya.

· Y finalmente también hay para los más peques de la casa jajaja el juguete que los reyes trajeron, pero que en marzo está botado junto con los muñecos del año pasado, la autopista de hace dos años y quizá con una veintena más de objetos que alguna vez fueron la novedad.

Y la pregunta obligada sería ¿Qué fue lo que pasó? Creo que ésta respuesta requiere de verdadera introspección personal y una solución diferente a cada caso; pero en general mi punto de vista sobre éste sentimiento anti-novedoso se puede combatir con dos fáciles técnicas: la primera incluye un binomio que se compone de conservar en la medida de lo posible la capacidad de asombro- nunca dar por hecho alguna situación o relación en la vida.
Cuando me refiero a conservar la capacidad de asombro, es simplemente ser capaces de hallar esas diferencias que se encuentran “ahí” (ya sea relación con una persona o situación de vida) hoy y que ayer no estaban o fuimos capaces de captarlas (tal vez hoy mi novia(o) notó que traía una camisa nueva o quizá hoy aprendí algo nuevo en mi trabajo que me hizo querer más lo que hago).

En cuanto a la segunda parte de mi binomio chacalon, creo que no hay mucho que explicar, cuando me refiero a jamás dar por sentado que mi wey o morra o amigo o mi trabajo estarán ahí el día de mañana; y aunque hasta a mi me suene de ayyyy no mam…, es neta!, y también hay muchos ejemplos. Pero sólo mencionaré uno que está cercano a nosotros y es el final de nuestra vida académica en la fac; siéndo que en 4to semestre parecia eterna ésta carrera y ya hasta uno que otro adelantaba materias por quererla terminar más rápido, sentimiento al menos en mí contrario ahora que estoy en 8vo.

La otra parte de la técnica para vencer al sentimiento anti-novedad es sin lugar a dudas el vivir cada momento. Disfrutar y sobre todo estar consientes del momento que estoy viviendo definitivamente te hace estar del otro lado ja. Ya que de ésta manera gozas intensamente el sentimiento de lo nuevo, diferente, de lo desconocido de una forma tal que o puedes seguir encontrando más cosas novedosas a ése objeto o sujeto o cuando llega a pasar la novedad pero sigas conservando ésa situación o persona te traerá recuerdos que te harán sentir muy bien y darte ánimos para continuar.

3 comentarios:

Conejitocisne dijo...

1. Yo no soy de la perrada. A veces. Bueno, está bien.

2. Ve a clases, no te hagas wey.

Berenice dijo...

Capacidad de asombro, justo hoy leía un artículo acerca de la felicidad, y hablaba mucho de regresar a la niñez, cuando el mundo nos parecía un lugar lleno de maravillas y todo parecía nuevo y fresco.
PD. Haz caso al punto 2 de Dan.

SUIKA dijo...

Estoy de acuerdo contigo amigui aunque a veces yo dejo de lado el estar consciente de lo que vivo en el momento a menos que sea algo muy cabrón como lo de semana santa jaja.

Pero de ahí creo que si mantengo mi capacidad de asombro y de encontrar cosas nuevas cada día, es como también conservar parte de la inocencia infantil.